Miguel Rodríguez
2004-04-20 21:49:08 UTC
Estimado Jimy:
Soy yo, tu "buen amigo", tu "colega inseparable", tu "compañero de
fatigas" y te escribo estas lineas para recordarte nuestra vida en común y
para que me expliques como es posible que despues de 14 años estemos
separados y porqué no tengo noticias tuyas.
Nos conocimos muy jóvenes, ¿recuerdas?. Si, a mi no se me olvida, tu
tenías trece años, fue en el verano del 89, terminabas la ya olvidada E.G.B.
y entrabas en el también olvidado 1º de B.U.P. Nos vimos en aquel bar al que
ibas con tus amigos de la infancia, en hora temprana por tener que estar
pronto en casa, "Submarino" se llamaba el garito ¿recuerdas?. Yo estaba
hablando con un compañero tuyo del colegio y tu estabas tomandote una de
esas cervezas en jarra grande con licor dentro, en verdad creo que era la
segunda, cuando, al pasar por nuestro lado te parastes a hablar con tu
compañero. Yo me quedé callado durante un par de minutos pero, al fin, llegó
el momento, tu compañero del colegio te preguntó ¿quieres conocerlo?.
Yo era muy conocido por aquellos lares y, la verdad, no me importaba que
nos conociéramos, aunque tu para mí suponías uno más y tú de mi supieras
poco o nada. No fue muy agradable el primer contacto ¿recuerdas?: No te caí
muy bien, decias que yo era un pesado, que te dolía la cabeza tras hablar
conmigo, que no te gustaba mi colonia y que te provocaba fatiga, que hablaba
contigo pero a la vez con otros, que era el centro de atención. Bueno, si,
es lo que pasa, lo reconozco, a nadie le caigo bien al principio, que le
vamos ha hacer, pero yo, sin embargo, sabía que tu vida iba a cambiar
gracias a ese primer contacto, también es lo que suele pasar. Al poco tiempo
me contaste que al salir aquel día del garito se te acercó uno de tus amigos
y te dijo: "¡tío le has conocido!, sabes, al principio no te cae bien pero
ya verás, ya verás."
Como me des una oportunidad intento caerte bien, y eso hicistes, me la
distes sin darte cuenta. Tras ese primer encuentro me empezastes a ver en
televisión, en carteles por la calle, en coches de carreras, en camisetas, y
en un montón de sitios y aunque tenias la oportunidad de hablar conmigo a
diario solo lo hacias los fines de semana. Si, recuerdo aquellos primeros
meses. No te atrevias a hablar conmigo de lunes a viernes. El
instituto empezó y me veias hablar con los chicos de cursos superiores pero
no te atrevias a acercarte, creo que era el, ya también olvidado,
respeto-miedo de los chicos que iniciaban su andadura por el instituto. No
obstante, los fines de semana la cosa cambiaba. Nos veiamos a escondidas y
hablabamos y yo te contaba como a mi lado podrías conseguir lo que
quisieras. Yo te ayudaría a que en el instituto te respetasen, a que no te
dijeran miedica, a que se acercasen chicas estando conmigo, y las ganas que
tenias de hablar conmigo durante la semana lógicamente desaparecían al
hacerlo los fines de semana. Vistes como me hice amigo de tus amigos y eso
te ayudó a estar más conmigo. Es más, no te dolía la cabeza, ni tenias
fatiga, incluso me dijistes que llegó a gustarte mi colonia. Si, que buenos
momentos aquellos ¿verdad?, cuantas cosas compartíamos. Y, ¿para que ibas a
esperar al fin de semana pudiendo hablar todos los dias?. También recuerdo
cuando pasamos a estar junto todos los días, fue a los cinco meses de
conocernos, casi sin darnos cuenta ¿verdad?.
Pasaban los días, los meses y los años y la relación iba viento en popa.
Para no esperar hablabamos ya a primera hora de la mañana, si, en el
desayuno, me decias buenos dias y si te habias levantado con el pie
izquierdo como se suele decir se te ponia mejor cara. Cada vez que tenías
que decidir algo me consultabas antes de hacerlo. Los exámenes en el
instituto, en la universidad, las entrevistas de trabajo, el primer día de
trabajo, los problemas del trabajo, los problemas con las personas, tus
propios problemas. Todo me lo contabas, necesitabas hacerlo, y si yo no
estaba presente en ese momento la cosa empeoraba porque tu única obsesión
era encontrarme. ¡Si recuerdo que hasta dejabas todo lo que hacias para ir a
buscarme!. Dejabas tu trabajo, tus amigos, tu familia, la comida, la sala
del cine, y muchas cosas más si yo no andaba cerca.
Ay, ¿cómo es posible?, ¿y tu te considerabas mi amigo?, hemos pasado
todas esas cosas y muchas más juntos, dime, ¿por qué lo has hecho?, ¿por
qué?.
Respuesta:
Bueno, a parte de todo lo que ha supuesto, lo que he sacrificado, lo que
me ha costado estos años contigo, que no cuentas en la carta pero que todo
el que te conoce ya sabe, la respuesta a tus preguntas es la siguiente:
¡¡¡ TOMÉ UNA DECISIÓN SIN TI, UNA DECISIÓN PROPIA, ESO SE LLAMA
LIBERTAD!!!
Soy yo, tu "buen amigo", tu "colega inseparable", tu "compañero de
fatigas" y te escribo estas lineas para recordarte nuestra vida en común y
para que me expliques como es posible que despues de 14 años estemos
separados y porqué no tengo noticias tuyas.
Nos conocimos muy jóvenes, ¿recuerdas?. Si, a mi no se me olvida, tu
tenías trece años, fue en el verano del 89, terminabas la ya olvidada E.G.B.
y entrabas en el también olvidado 1º de B.U.P. Nos vimos en aquel bar al que
ibas con tus amigos de la infancia, en hora temprana por tener que estar
pronto en casa, "Submarino" se llamaba el garito ¿recuerdas?. Yo estaba
hablando con un compañero tuyo del colegio y tu estabas tomandote una de
esas cervezas en jarra grande con licor dentro, en verdad creo que era la
segunda, cuando, al pasar por nuestro lado te parastes a hablar con tu
compañero. Yo me quedé callado durante un par de minutos pero, al fin, llegó
el momento, tu compañero del colegio te preguntó ¿quieres conocerlo?.
Yo era muy conocido por aquellos lares y, la verdad, no me importaba que
nos conociéramos, aunque tu para mí suponías uno más y tú de mi supieras
poco o nada. No fue muy agradable el primer contacto ¿recuerdas?: No te caí
muy bien, decias que yo era un pesado, que te dolía la cabeza tras hablar
conmigo, que no te gustaba mi colonia y que te provocaba fatiga, que hablaba
contigo pero a la vez con otros, que era el centro de atención. Bueno, si,
es lo que pasa, lo reconozco, a nadie le caigo bien al principio, que le
vamos ha hacer, pero yo, sin embargo, sabía que tu vida iba a cambiar
gracias a ese primer contacto, también es lo que suele pasar. Al poco tiempo
me contaste que al salir aquel día del garito se te acercó uno de tus amigos
y te dijo: "¡tío le has conocido!, sabes, al principio no te cae bien pero
ya verás, ya verás."
Como me des una oportunidad intento caerte bien, y eso hicistes, me la
distes sin darte cuenta. Tras ese primer encuentro me empezastes a ver en
televisión, en carteles por la calle, en coches de carreras, en camisetas, y
en un montón de sitios y aunque tenias la oportunidad de hablar conmigo a
diario solo lo hacias los fines de semana. Si, recuerdo aquellos primeros
meses. No te atrevias a hablar conmigo de lunes a viernes. El
instituto empezó y me veias hablar con los chicos de cursos superiores pero
no te atrevias a acercarte, creo que era el, ya también olvidado,
respeto-miedo de los chicos que iniciaban su andadura por el instituto. No
obstante, los fines de semana la cosa cambiaba. Nos veiamos a escondidas y
hablabamos y yo te contaba como a mi lado podrías conseguir lo que
quisieras. Yo te ayudaría a que en el instituto te respetasen, a que no te
dijeran miedica, a que se acercasen chicas estando conmigo, y las ganas que
tenias de hablar conmigo durante la semana lógicamente desaparecían al
hacerlo los fines de semana. Vistes como me hice amigo de tus amigos y eso
te ayudó a estar más conmigo. Es más, no te dolía la cabeza, ni tenias
fatiga, incluso me dijistes que llegó a gustarte mi colonia. Si, que buenos
momentos aquellos ¿verdad?, cuantas cosas compartíamos. Y, ¿para que ibas a
esperar al fin de semana pudiendo hablar todos los dias?. También recuerdo
cuando pasamos a estar junto todos los días, fue a los cinco meses de
conocernos, casi sin darnos cuenta ¿verdad?.
Pasaban los días, los meses y los años y la relación iba viento en popa.
Para no esperar hablabamos ya a primera hora de la mañana, si, en el
desayuno, me decias buenos dias y si te habias levantado con el pie
izquierdo como se suele decir se te ponia mejor cara. Cada vez que tenías
que decidir algo me consultabas antes de hacerlo. Los exámenes en el
instituto, en la universidad, las entrevistas de trabajo, el primer día de
trabajo, los problemas del trabajo, los problemas con las personas, tus
propios problemas. Todo me lo contabas, necesitabas hacerlo, y si yo no
estaba presente en ese momento la cosa empeoraba porque tu única obsesión
era encontrarme. ¡Si recuerdo que hasta dejabas todo lo que hacias para ir a
buscarme!. Dejabas tu trabajo, tus amigos, tu familia, la comida, la sala
del cine, y muchas cosas más si yo no andaba cerca.
Ay, ¿cómo es posible?, ¿y tu te considerabas mi amigo?, hemos pasado
todas esas cosas y muchas más juntos, dime, ¿por qué lo has hecho?, ¿por
qué?.
Respuesta:
Bueno, a parte de todo lo que ha supuesto, lo que he sacrificado, lo que
me ha costado estos años contigo, que no cuentas en la carta pero que todo
el que te conoce ya sabe, la respuesta a tus preguntas es la siguiente:
¡¡¡ TOMÉ UNA DECISIÓN SIN TI, UNA DECISIÓN PROPIA, ESO SE LLAMA
LIBERTAD!!!